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En Holywell City, ubicada en el condado de Berkshire en Inglaterra, el cese de las frescas brisas y nevadas anuncia que el invierno ya está terminando. La primavera trae consigo un pequeño aumento de temperatura y el aumento de las lluvias.
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De tín marín de do pingüé... ▬ Maggie Blythe
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De tín marín de do pingüé... ▬ Maggie Blythe
Pip atiende en su consultorio desde que llegó a Holywell tanto a niños pequeños como ancianos y personas jóvenes. Un variado rango de edad ha pisado la planta baja de su casa en los últimos meses. Lo cierto es que nunca tuvo preferencia por ninguno en especial. Su forma de ser le permitía desenvolverse bastante bien ante el cambio de edad entre paciente y paciente. A las personas adultas, en especial ancianos, solía hablarles sobre política o algún avance científico del momento dejándolos maravillados por su gran saber. A las chicas sobre moda o cualquier cosa por las que tuviesen afición; y por ello tenía el buzón de entrada repleto de cartas de amor. Finalmente, a los más pequeños sobre caricaturas o cualquier historia inventada que los distrajese de lo que sucedía realmente en su boca. Aunque esto último rara vez funcionaba. Si se ponía a pensar detenidamente quizás los niños eran sus preferidos. Disfrutaba de igualar sus pensamientos a los de ellos, y de perder la razón durante un par de horas, haciendo así más llevadero su trabajo. Pero si había alguien que sabía sobre niños en la ciudad, era Maggie. Cada vez que necesitaba renovar los juguetes de la sala de espera, acudía a ella y a su bendita opinión. La había atendido una o dos veces en lo que llevaba allí. De solo verla en su primera consulta supo que de algún lado su cara le resultaba conocida. Y hasta que a la morena se le dio por hablar no puedo descifrarlo. ¡Del instituto por supuesto! Eso fue pie para que compartieran uno que otro detalle de sus vidas y llevarse verdaderamente bien.
Hoy justamente le correspondía la compra de nuevos juguetes para sus pacientitos. Muchas veces duda si era para ellos o más bien para él. La segunda cosa que disfrutaba más que tomar helado o comer pizza, era pasar horas y horas viendo juguetes de toda clase. Entró decidido a Pure Imagination. Con la cabeza bien en el alto y feliz de la vida. Su amor por los juguetes a veces lo hacía pensar que estaba listo para ser padre, idea que descartaba miles de veces por considerarla demasiado descabellada, como para que se le haya ocurrido a él mismo. Sus ojos comenzaron a ir y venir por los enormes carteles que anunciaban las distintas secciones. - De tín marín de do pingüé... -comenzó a susurrar con la vista fija en los carteles, mientras los señalaba y comenzaba a caminar lentamente. Debía decidir rápido por donde empezar o la hora volver a revisar bocas llegaría nuevamente. Su determinación era tal que no vio por donde iba, ni siquiera notó que sus pies se movían al ritmo del cantito infantil. Lo único que podía afirmar era que su cabeza se dio contra algo muy duro, demasiado duro. - ¡Auch, lo sient... La persona que andaba buscando! -cuando bajó de las nubes y procedió a disculpar su falta de atención se percató que la cosa dura que le produjo un chichón en la sien no fue otra que la morena. Sus ojos se llenaron con un brillo esperanzador. Hoy salía de la juguetería con bolsas repletas de juegos nuevos.
Hoy justamente le correspondía la compra de nuevos juguetes para sus pacientitos. Muchas veces duda si era para ellos o más bien para él. La segunda cosa que disfrutaba más que tomar helado o comer pizza, era pasar horas y horas viendo juguetes de toda clase. Entró decidido a Pure Imagination. Con la cabeza bien en el alto y feliz de la vida. Su amor por los juguetes a veces lo hacía pensar que estaba listo para ser padre, idea que descartaba miles de veces por considerarla demasiado descabellada, como para que se le haya ocurrido a él mismo. Sus ojos comenzaron a ir y venir por los enormes carteles que anunciaban las distintas secciones. - De tín marín de do pingüé... -comenzó a susurrar con la vista fija en los carteles, mientras los señalaba y comenzaba a caminar lentamente. Debía decidir rápido por donde empezar o la hora volver a revisar bocas llegaría nuevamente. Su determinación era tal que no vio por donde iba, ni siquiera notó que sus pies se movían al ritmo del cantito infantil. Lo único que podía afirmar era que su cabeza se dio contra algo muy duro, demasiado duro. - ¡Auch, lo sient... La persona que andaba buscando! -cuando bajó de las nubes y procedió a disculpar su falta de atención se percató que la cosa dura que le produjo un chichón en la sien no fue otra que la morena. Sus ojos se llenaron con un brillo esperanzador. Hoy salía de la juguetería con bolsas repletas de juegos nuevos.
Última edición por M. Phillip Applewhite el Vie Ene 24, 2014 12:25 am, editado 1 vez
Re: De tín marín de do pingüé... ▬ Maggie Blythe
— Si se lleva esta muñeca le hacemos descuento al comprar uno de esos peluches enormes de allí. — señaló hacia la enorme pirámide de peluches que se situaba en el centro de la tienda y sonrió al ver lo emocionada que parecía la pequeña, que se soltó de la mano de su madre para correr en dirección a la pirámide en cuestión. Aquella mañana no había mucha actividad en Pure Imagination, además de aquella mujer con su hija y algún que otro chaval que venía a preguntar por video juegos. A veces Maggie se preguntaba si las tiendas de juguetes desaparecerían en un futuro, puesto que los niños dejaban de jugar con juegos y juguetes demasiado pronto, aquellos últimos años. Cuando la mujer se dirigió hacia donde se encontraba su hija, saltando para intentar coger un enorme oso de color rosa, la morena caminó hasta allí también y al llegar junto a la pequeña se puso de puntillas para coger el oso. — ¿Este te gusta? — la niña asintió con energía y Maggie soltó una risa, entregándole a la niña el peluche. — Mi compañero le atenderá en caja cuando estén listas, si necesita algo más simplemente avíseme. — sonrió amablemente y se movió a otro pasillo tras recibir el agradecimiento de la mujer, para ver si podía ordenar estantes o atender a alguien.
Pero al entrar al siguiente pasillo lo que se encontró fue un golpe en la cabeza. Se tambaleó un poco, llevándose las manos a la cabeza después y sacudiéndola levemente. Levantó la vista al oír aquella voz conocida y apunto estuvo de decirle a Pip que no había pedido hora, confusa. Soltó una risa seguida de un quejido y se frotó la sien con cuidado, apartando su antifaz de Catwoman y colocando bien la diadema en la que llevaba las orejas de gato. Una vez su cabeza dejó de palpitar por el golpe y se dio cuenta de que se había quedado mirando a Pip con una sonrisa de lela, sus manos se posaron en las caderas y cambió el peso de una pierna a la otra. — ¡A eso lo llamo yo una sorpresa, Doc! — rió de nuevo negando con la cabeza y miró a su dentista con una amplia sonrisa después al ver que parecía estar contento pese al pequeño accidente. No todos los días se presentaba por allí, pero Maggie sabía por qué lo hacía si aparecía; juguetes para la sala de espera. Muchas veces se preguntaba si eran para los niños o para él, pues parecía entretenerse más que ellos mirándolos y jugando. Era adorable. — Juguetes nuevos para la consulta, supongo. — adivinó, sabiendo de sobra que la respuesta sería afirmativa. Que Phillip hubiese aparecido la alegraba mucho, ya que el día estaba resultando ser bastante aburrido, y tenerlo allí la animaría, eso seguro.
Pero al entrar al siguiente pasillo lo que se encontró fue un golpe en la cabeza. Se tambaleó un poco, llevándose las manos a la cabeza después y sacudiéndola levemente. Levantó la vista al oír aquella voz conocida y apunto estuvo de decirle a Pip que no había pedido hora, confusa. Soltó una risa seguida de un quejido y se frotó la sien con cuidado, apartando su antifaz de Catwoman y colocando bien la diadema en la que llevaba las orejas de gato. Una vez su cabeza dejó de palpitar por el golpe y se dio cuenta de que se había quedado mirando a Pip con una sonrisa de lela, sus manos se posaron en las caderas y cambió el peso de una pierna a la otra. — ¡A eso lo llamo yo una sorpresa, Doc! — rió de nuevo negando con la cabeza y miró a su dentista con una amplia sonrisa después al ver que parecía estar contento pese al pequeño accidente. No todos los días se presentaba por allí, pero Maggie sabía por qué lo hacía si aparecía; juguetes para la sala de espera. Muchas veces se preguntaba si eran para los niños o para él, pues parecía entretenerse más que ellos mirándolos y jugando. Era adorable. — Juguetes nuevos para la consulta, supongo. — adivinó, sabiendo de sobra que la respuesta sería afirmativa. Que Phillip hubiese aparecido la alegraba mucho, ya que el día estaba resultando ser bastante aburrido, y tenerlo allí la animaría, eso seguro.
W. Maggie Blythe- Descendiente de Ciudadanos.
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