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En Holywell City, ubicada en el condado de Berkshire en Inglaterra, el cese de las frescas brisas y nevadas anuncia que el invierno ya está terminando. La primavera trae consigo un pequeño aumento de temperatura y el aumento de las lluvias.
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Dinner for two ▲ Pip
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Dinner for two ▲ Pip
Tres semanas. Se suponía que a estas alturas del partido Georgia por lo menos debería haber desempacado sus cosas pero no. Su apartamento aun estaba lleno de cajas repartidas por todo el lugar haciendo que todo luciera como si recién acabara de llegar al edificio y no llevara casi un mes en aquella ciudad que hasta ahora le parecía encantadora, junto con todas las personas que había conocido en el camino. La verdad es que se había pasado desempacando cosas a medida que las iba necesitando, como ahora mismo, mientras buscaba entre las cajas aquel vestido negro con estrellas blancas que quería ponerse aquella noche. Lo encontró en la caja de los libros, algo que le pareció extraño ya que claramente eso no era un libro.
No tuvo tiempo siquiera para mirarse al espejo, se fue poniendo los zapatos mientras tomaba las llaves desde la encimera y su cartera, antes de cerrar la puerta. No quería llegar tarde, iba a cenar con Phillip y no quería hacerle esperar, no cuando seguramente el estaría cansado después de un día agotador metiendo las manos en bocas de personas. Solo pensar en el trabajo de su amigo le daba un poco de escalofríos, a Georgia no le gustaba para nada aquello. Ella mejor se quedaba con su cámara, su portátil y sus horas de poca inspiración ante una hoja en blanco.
La castaña llego hasta uno de los restaurantes de la avenida Mayflower después de unos pocos minutos. Nunca tardabas demasiado en llegar a ningún lugar en aquella ciudad, todo queda relativamente cerca, además la muchacha había rentado un apartamento en pleno centro de la ciudad, que le quedaba también bastante cerca del periódico en donde se dedicaba a escribir semanalmente una columna de actualidad y cultura en general. Era casi como su trabajo ideal.
No observo a Pip por ninguna parte, asi que se encogió de hombros mientras caminaba hasta una mesa solitaria en una de las esquinas, justo al lado de una ventana que daba hacia la calle en donde varias personas pasaban, seguramente al ser el horario en donde ya todos salían de sus trabajados y se dirigían a casa. La muchacha sonrío casi complacida con ella misma por haber llegado puntual, era algo que no solía hacer muy a menudo. Se distrajo después de unos segundos leyendo el menú que estaba sobre la mesa…y había elegido aquel lugar porque era uno de los pocos en donde tenían varios platos vegetarianos, ideales para la inalcanzable defensora de los animales que no comía carne desde que tenía por lo menos catorce años, además luego podían quedarse bebiendo unas copas si el cansancio no era demasiado agotador.
Una gran sonrisa se apodero de su rostro cuando elevo la mirada y observo a su amigo caminar hasta la mesa. Georgia elevo ambas manos, haciendo señales exageradas para que el la observara haciendo que un par de miradas se posaran en ella, pero eso nunca le había importado-¡Pip, aquí, aquí!-exclamo observando al muchacho en la distancia.
No tuvo tiempo siquiera para mirarse al espejo, se fue poniendo los zapatos mientras tomaba las llaves desde la encimera y su cartera, antes de cerrar la puerta. No quería llegar tarde, iba a cenar con Phillip y no quería hacerle esperar, no cuando seguramente el estaría cansado después de un día agotador metiendo las manos en bocas de personas. Solo pensar en el trabajo de su amigo le daba un poco de escalofríos, a Georgia no le gustaba para nada aquello. Ella mejor se quedaba con su cámara, su portátil y sus horas de poca inspiración ante una hoja en blanco.
La castaña llego hasta uno de los restaurantes de la avenida Mayflower después de unos pocos minutos. Nunca tardabas demasiado en llegar a ningún lugar en aquella ciudad, todo queda relativamente cerca, además la muchacha había rentado un apartamento en pleno centro de la ciudad, que le quedaba también bastante cerca del periódico en donde se dedicaba a escribir semanalmente una columna de actualidad y cultura en general. Era casi como su trabajo ideal.
No observo a Pip por ninguna parte, asi que se encogió de hombros mientras caminaba hasta una mesa solitaria en una de las esquinas, justo al lado de una ventana que daba hacia la calle en donde varias personas pasaban, seguramente al ser el horario en donde ya todos salían de sus trabajados y se dirigían a casa. La muchacha sonrío casi complacida con ella misma por haber llegado puntual, era algo que no solía hacer muy a menudo. Se distrajo después de unos segundos leyendo el menú que estaba sobre la mesa…y había elegido aquel lugar porque era uno de los pocos en donde tenían varios platos vegetarianos, ideales para la inalcanzable defensora de los animales que no comía carne desde que tenía por lo menos catorce años, además luego podían quedarse bebiendo unas copas si el cansancio no era demasiado agotador.
Una gran sonrisa se apodero de su rostro cuando elevo la mirada y observo a su amigo caminar hasta la mesa. Georgia elevo ambas manos, haciendo señales exageradas para que el la observara haciendo que un par de miradas se posaran en ella, pero eso nunca le había importado-¡Pip, aquí, aquí!-exclamo observando al muchacho en la distancia.
Georgia J. Hathaway- Invitado
Re: Dinner for two ▲ Pip
Había demorado más de lo pensado con su último paciente. Generalmente las extracciones de molares son sencillas, pero al parecer justo los que debía sacar hoy tenían todas las complicaciones habidas y por haber en el mundo. Molares torcidos y sin erupcionar, sumados raíces entrecruzadas. En síntesis un arduo trabajo que le llevó casi dos horas. Dos horas exitosas en la que todo terminó bien. Despidió a su paciente y a su madre y hecho llave a la puerta delantera, para dar así por finalizado su jornada de los jueves por la tarde-noche. Dio un gran suspiro de satisfacción por haber resuelto el imprevisto, y miró el reloj ubicado en la pared por encima de los silloncitos en los que esperaban sus pacientes. Faltaba exactamente media hora para ir a cenar con Geo por lo que se dispuso a acomodar todo en su respectivo lugar y porque no, echarse una corta y fugaz siesta nocturna para cargar un poco de baterías.
Cuando el reflejo de las luces un coche atravesó el gran ventanal, ubicado en el frente del consultorio, Pip pegó un brinco del silloncito donde se encontraba, y se percató que efectivamente se había quedado dormido. Y más de lo que debía, porque al observar su reloj de muñeca solo pudo decir - ¡Mierda! - ya iba casi quince minutos tarde a su cita con Georgia. Se restregó los ojos y se levantó con tal rapidez que solo alcanzó a tomar su móvil y el llavero para abrir la puerta. Jenkin's no quedaba tan lejos de su casa como para perder cinco minutos más en sacar su coche, aunque cabe aclarar que todavía no lo había llevado al mecánico luego llevarse por delante el buzón del vecino, así que mejor idea que comenzar a correr no tuvo. Sabía que era una total falta de respeto hacer esperar a un jovencita cuando se acuerda una hora para cenar, y mientras corría cual loco que trataba de escapar un asesino serial por las calles de la ciudad, tipeó todo lo que pudo el número de Geo para avisarle que iba algo más tarde de lo previsto. Fue en vano porque solo saltaba una y otra vez el buzón de voz. Para la última vez que intentó ya se encontraba a solo dos cuadras del bar.
Abrió la puerta de Jenkin's y con ello sonó la campanilla, colgada en su parte superior, que anunciaba la entrada y salida de clientes. Se detuvo a recobrar el aliento durante un instante y acomodar sus... ¿ropas? Lo que traía encima no eran ni unos jeans ni una de sus mejores camisas ¡Había olvidado quitarse el ambo de dentista! - ¡Dios que clase de tonto soy! - y mientras las mesas cercanas a él reían por como despotricaba para si mismo, sintió una vocecita muy conocida llamándolo. Era Georgia que agitaba sus brazos tan llamativamente, que era probable que muchos se estuviesen riendo de ellos. Pip dibujo una gran sonrisa en su rostro y se abrió paso por el lugar como pudo, casi chocando con un mesero en el intento, hasta la mesa en donde estaba - Lamento la tardanza dulce damisela, he tenido unos pequeños imprevistos esta noche - dijo haciendo una reverencia y modulando cual caballero de la edad media. -¿Ha esperado mucho? -continuó mientras se enderezaba y tomaba asiento.
Cuando el reflejo de las luces un coche atravesó el gran ventanal, ubicado en el frente del consultorio, Pip pegó un brinco del silloncito donde se encontraba, y se percató que efectivamente se había quedado dormido. Y más de lo que debía, porque al observar su reloj de muñeca solo pudo decir - ¡Mierda! - ya iba casi quince minutos tarde a su cita con Georgia. Se restregó los ojos y se levantó con tal rapidez que solo alcanzó a tomar su móvil y el llavero para abrir la puerta. Jenkin's no quedaba tan lejos de su casa como para perder cinco minutos más en sacar su coche, aunque cabe aclarar que todavía no lo había llevado al mecánico luego llevarse por delante el buzón del vecino, así que mejor idea que comenzar a correr no tuvo. Sabía que era una total falta de respeto hacer esperar a un jovencita cuando se acuerda una hora para cenar, y mientras corría cual loco que trataba de escapar un asesino serial por las calles de la ciudad, tipeó todo lo que pudo el número de Geo para avisarle que iba algo más tarde de lo previsto. Fue en vano porque solo saltaba una y otra vez el buzón de voz. Para la última vez que intentó ya se encontraba a solo dos cuadras del bar.
Abrió la puerta de Jenkin's y con ello sonó la campanilla, colgada en su parte superior, que anunciaba la entrada y salida de clientes. Se detuvo a recobrar el aliento durante un instante y acomodar sus... ¿ropas? Lo que traía encima no eran ni unos jeans ni una de sus mejores camisas ¡Había olvidado quitarse el ambo de dentista! - ¡Dios que clase de tonto soy! - y mientras las mesas cercanas a él reían por como despotricaba para si mismo, sintió una vocecita muy conocida llamándolo. Era Georgia que agitaba sus brazos tan llamativamente, que era probable que muchos se estuviesen riendo de ellos. Pip dibujo una gran sonrisa en su rostro y se abrió paso por el lugar como pudo, casi chocando con un mesero en el intento, hasta la mesa en donde estaba - Lamento la tardanza dulce damisela, he tenido unos pequeños imprevistos esta noche - dijo haciendo una reverencia y modulando cual caballero de la edad media. -¿Ha esperado mucho? -continuó mientras se enderezaba y tomaba asiento.
Última edición por M. Phillip Applewhite el Vie Ene 24, 2014 12:22 am, editado 1 vez
Re: Dinner for two ▲ Pip
Era extraño para Georgia ser la que esperaba. La mayoría del tiempo era al revés, ella la siempre distraída con cosas más “importantes” se solía olvidar de las citas, reuniones o hasta de fechas de entregas y por eso mismo tenía que al final de cuentas hacer todo rápido y llegando tarde para inventar excusas. Así que su orgullo se inflo mucho más cuando vio que había sido la primera en llegar al encuentro con Phillip. ¿Aburrirse mientras lo esperaba? Claro que no. Parecía incluso que en ocasiones la palabra “aburrimiento” no se encontraba dentro del diccionario de la castaña. Se había pasado los minutos revisando el menú minuciosamente, así que cuando su amigo llegará no tendrían que estar otra media hora esperando que la castaña se decidiera. Aunque por un segundo paso por su cabeza la idea de que Phillip no iba a llegar al encuentro. Pues bien, tendría que ponerse a comer sola.
Pero ahí estaba. Georgia agacho la cabeza como una servil damisela del siglo diecinueve mientras una sonrisa se asomaba por la punta de su boca-Oh, mi gentil caballero, no he esperado demasiado, además me he comido un plato lleno de pan, así que la espera no ha sido ardua-fingió un suspiro como si fuera una de esas damiselas en apuros que siempre se estaban a punto de desmayar en cualquier obra ficcionaria de por aquellos años. Una enorme sonrisa se poso en su rostro mientras seguía con la mirada a su amigo quien se sentaba frente a ella con tranquilidad. Era completamente cierto que se había comido todo el pan.
-Pip, se que te encanta tu trabajo y todo eso-comenzó a hablar después de unos segundos ladeando levemente la cabeza mirándolo completamente seria, como si realmente estuviera hablando de verdad-¿Pero es necesario aparecer a cenar con la bata de dentista?-pregunto divertida antes de que sus hombros se empezaran a mover rítmicamente con la risa que estaba intentando contener, le fue imposible después de unos segundos. Negó con la cabeza divertida, a ella no le importaba, simplemente Pip podía vestirse con lo primero que se le ocurriera, pero sospechaba que aquel atuendo era más por un descuido a que el realmente hubiera querido llegar de esa forma a la cena. Por un segundo pensó que quizás había encontrado a otra personal igual de distraído que ella, aunque quizás Phillip le llevaba un poco de ventaja.
La castaña desvió la mirada hacia un costado en donde se observaba la barra del pub, ya habían pocas personas cenando y todos parecían más en el humor de compartir algún trago.-¿Una cerveza?-pregunto la chica mientras lo miraba, podían beber mientras comían lo que para Georgia siempre había sido una combinación más que ideal-Pareciera que la necesitas-agrego con una sonrisa de medio lado observándolo. A estas alturas, todos después de un largo día de trabajo seguramente necesitaban algún tipo de descanso. –No estoy diciendo que te veas fatal ni nada por el estilo-agrego rápidamente excusándose aunque seguramente aquello ultimo no había sido para nada necesario, lanzo una risita cantarina un segundo más tarde.
Pero ahí estaba. Georgia agacho la cabeza como una servil damisela del siglo diecinueve mientras una sonrisa se asomaba por la punta de su boca-Oh, mi gentil caballero, no he esperado demasiado, además me he comido un plato lleno de pan, así que la espera no ha sido ardua-fingió un suspiro como si fuera una de esas damiselas en apuros que siempre se estaban a punto de desmayar en cualquier obra ficcionaria de por aquellos años. Una enorme sonrisa se poso en su rostro mientras seguía con la mirada a su amigo quien se sentaba frente a ella con tranquilidad. Era completamente cierto que se había comido todo el pan.
-Pip, se que te encanta tu trabajo y todo eso-comenzó a hablar después de unos segundos ladeando levemente la cabeza mirándolo completamente seria, como si realmente estuviera hablando de verdad-¿Pero es necesario aparecer a cenar con la bata de dentista?-pregunto divertida antes de que sus hombros se empezaran a mover rítmicamente con la risa que estaba intentando contener, le fue imposible después de unos segundos. Negó con la cabeza divertida, a ella no le importaba, simplemente Pip podía vestirse con lo primero que se le ocurriera, pero sospechaba que aquel atuendo era más por un descuido a que el realmente hubiera querido llegar de esa forma a la cena. Por un segundo pensó que quizás había encontrado a otra personal igual de distraído que ella, aunque quizás Phillip le llevaba un poco de ventaja.
La castaña desvió la mirada hacia un costado en donde se observaba la barra del pub, ya habían pocas personas cenando y todos parecían más en el humor de compartir algún trago.-¿Una cerveza?-pregunto la chica mientras lo miraba, podían beber mientras comían lo que para Georgia siempre había sido una combinación más que ideal-Pareciera que la necesitas-agrego con una sonrisa de medio lado observándolo. A estas alturas, todos después de un largo día de trabajo seguramente necesitaban algún tipo de descanso. –No estoy diciendo que te veas fatal ni nada por el estilo-agrego rápidamente excusándose aunque seguramente aquello ultimo no había sido para nada necesario, lanzo una risita cantarina un segundo más tarde.
Georgia J. Hathaway- Invitado
Re: Dinner for two ▲ Pip
A pesar de conocerse desde hace poco, sabía que Geo le seguiría la corriente a tal payasada. Y efectivamente lo hizo, lo cual lo puso feliz y no pudo evitar reír al oír su respuesta, en especial la parte de la canasta de pan. Las chicas solían comer poco, y siendo alguien tan estilizada, era probable que fuese mentira. No se imaginaba ni de broma a Georgia comiendo la misma cantidad de cosas que cualquier hombre. Sabía que era igual de especial que él en cuanto a carácter, y por eso conectaron al instante, pero tenía esa extraña idea de que todas las mujeres se preocupaban por lo que comían y lo que no. Sin embargo al mirar la mesa se llevo una sorpresa - ¡Wow veo que tenías hambre! ¿No pensaste en dejarme aunque sea una rebanada para mí? ¡Yo también amo el pan! -Dijo bromeando, tratando de disimular el hecho de que había llegado relativamente tarde, se encontraba vestido con la bata blanca de trabajo y tenía los pelos todos pegajosos y alborotados. Y Georgia no hizo más que leerle el pensamiento, porque fue a reparar justo en esos pequeños detalles. -Tengo la leve sensación de que eres una especie de vidente o algo por estilo -retrucó entrecerrando los ojos y haciendo un gesto gracioso en su rostro- En teoría una bruja, de esas que te lanzan maldiciones cuando las traicionas o les haces algo -continuó moviendo divertidamente sus dedos al decir "lanzan maldiciones". Infló el pecho y luego dio un gran suspiro de resignación. - A quién engaño... creí que si evitaba el hecho de que estoy todo sudado y que traigo traza de "acabo de ver un fantasma y vivo para contarlo", no lo notarías. Estiró el brazo para alcanzar el menú de Jenkin's y ver que había de nuevo mientras trataba de resumir velozmente sus caóticas horas antes de reunirse. - Verás. Sí, amo mi trabajo pero no tanto como para vivir vestido así. Lo que sucedió fue que la pequeña siesta reparadora luego de atender pacientes toda la tarde, se me fue un poquito de las manos -elevó la cabeza a la vez que cerraba la carta decepcionado por no haber encontrado algo apetitoso que comer - Fue así como atontado por el sueño y alterado por ver que llegaba tarde decidí correr como un loco para ahorrar tiempo... y bueno, nunca reparé en que me encontraba en estas deplorables condiciones -señalándose de arriba a abajo con el dedo índice. Phillip acostumbraba a hablar mucho, rápido y hacer muy pocas pausas, de modo que si lo entendías era porque pensabas como él. En seguida se percató que la morena le había dejado de prestar atención desde hace un largo rato, Geo miraba hacia el costado, más exactamente a la barra. Antes de pudiera decir algo está le invitó una cerveza y no puedo hacer más que mostrar sus relucientes dientes en una sonrisa y aceptar. - ¡Eres una genio! Pero por hacerte esperar tanto, yo invito -apresuró a decir mientras le guiñaba divertidamente un ojo. Cierto era, que moría de sed. Que mejor que tranquilizar su garganta mientras deliberaban que ordenar - ¡Mesero, mesero! -grito haciendo una exagerada seña. - ¿Ya tienes en mente que quieres comer? ¿O pedimos la especialidad de la noche?. - de seguro ya había estudiado hasta los precios de los platos y bebidas, no por nada tenía el menú delante de ella cuando Pip llegó.
Última edición por M. Phillip Applewhite el Vie Ene 24, 2014 12:24 am, editado 2 veces
Re: Dinner for two ▲ Pip
Georgia soltó un resoplido como si el hecho de que ella fuera una bruja estuviera más que claro y nadie pudiera debatírselo. La verdad de las cosas es que con esas manías que tenia de leer el tarot, preguntar el signo zodiacal, y ver el horóscopo chino de cada persona que conocía, muchos podían calificarla como extraña, no tanto como una bruja que podía adivinar el futuro, pero si rarita.-¿Ves? ¿Acaso no soy la persona más genial que has conocido?-la muchacha chasqueo la lengua y le saco la lengua divertida, casi como esperando que él le diera alguna clase de premio por haber adivinado porque se presentaba vestido así a la cena, pero la explicación de su amigo fue mucho más racional que el hecho de que a él le gustara andar con su bata de dentista para todos lados.-Pobre Pip, necesitas vacaciones-sentencio asintiendo con la cabeza, como si lo que ella digiera fuera alguna clase de ley o algo por el estilo. Sonrió enormemente luego.
-Bien, te dejare comprarme la primera bebida, pero el resto me las compro yo. Soy una chica moderna con un trabajo muy mal remunerado-se alzó apoyando los brazos sobre le mesa con una nueva sonrisa observándolo. Odiaba sentirse en deuda con alguien y eso incluía cuando alguna otra persona le compraba la cena, pero iba a dejar una excepción, Pip parecía entusiasmado de rectificar su falta comprándole una cerveza. Le daría el gusto por ahora.
-Pues yo ya tengo claro que lo que quiero, me has dado quince minutos para memorizar que en la página 3 hay una mancha bastante extrañe en el menú-Georgia estiro una de sus manos para pasar las hojas rápidamente y dejarle ver a Pip aquella mancha en forma de medialuna sobre el precio del bistec a la parrilla. La muchacha volvió a sonreír, algo casi inevitable cuando se encontraba frente al carismático Phillip. Sentía algunas miradas sobre ellos, pero no se sorprendía. Ahí estaba ella, la rara que hacia Yoga todas las mañanas y ahí estaba Pip, el dentista cenando con su bata, parecía que en cualquier momento Frankenstein se iba a aparecer por la puerta y Pip iba a saltar de su asiento gritando: “¡Mi creación, mi creación!”
-En serio, necesitas descansar un poco…-la muchacha hizo un gesto extraño con la boca, aunque se quedó pensando después de unos segundos-Me ha dado cuenta de que aquí no saben cuidarse los dientes, no hay tantas personas en este pueblo como para que tengas tanto trabajo, pero aquí estas…apareciéndote en la cena con tu bata porque estas tan cansado que tienes que dormir siesta en la misma silla en donde has atendido a niños de doce años que necesitan aparatos-explico como si aquella fuera su duda más preocupante y algo en lo que siempre estaba pensando. Pues, ella se imaginaba que ser doctor, policía o dentista-como en el caso de Pip-en una ciudad tan pequeña, te daría muchas horas libres sin nada que hacer. Porque…¿Cuánta gente necesitaba un cambio de tapadura en un pueblo de tan pocos habitantes?. La muchacha se encogió de hombros en el momento que un camarero con sonrisa amable se acercó hasta ellos.
-Bien, te dejare comprarme la primera bebida, pero el resto me las compro yo. Soy una chica moderna con un trabajo muy mal remunerado-se alzó apoyando los brazos sobre le mesa con una nueva sonrisa observándolo. Odiaba sentirse en deuda con alguien y eso incluía cuando alguna otra persona le compraba la cena, pero iba a dejar una excepción, Pip parecía entusiasmado de rectificar su falta comprándole una cerveza. Le daría el gusto por ahora.
-Pues yo ya tengo claro que lo que quiero, me has dado quince minutos para memorizar que en la página 3 hay una mancha bastante extrañe en el menú-Georgia estiro una de sus manos para pasar las hojas rápidamente y dejarle ver a Pip aquella mancha en forma de medialuna sobre el precio del bistec a la parrilla. La muchacha volvió a sonreír, algo casi inevitable cuando se encontraba frente al carismático Phillip. Sentía algunas miradas sobre ellos, pero no se sorprendía. Ahí estaba ella, la rara que hacia Yoga todas las mañanas y ahí estaba Pip, el dentista cenando con su bata, parecía que en cualquier momento Frankenstein se iba a aparecer por la puerta y Pip iba a saltar de su asiento gritando: “¡Mi creación, mi creación!”
-En serio, necesitas descansar un poco…-la muchacha hizo un gesto extraño con la boca, aunque se quedó pensando después de unos segundos-Me ha dado cuenta de que aquí no saben cuidarse los dientes, no hay tantas personas en este pueblo como para que tengas tanto trabajo, pero aquí estas…apareciéndote en la cena con tu bata porque estas tan cansado que tienes que dormir siesta en la misma silla en donde has atendido a niños de doce años que necesitan aparatos-explico como si aquella fuera su duda más preocupante y algo en lo que siempre estaba pensando. Pues, ella se imaginaba que ser doctor, policía o dentista-como en el caso de Pip-en una ciudad tan pequeña, te daría muchas horas libres sin nada que hacer. Porque…¿Cuánta gente necesitaba un cambio de tapadura en un pueblo de tan pocos habitantes?. La muchacha se encogió de hombros en el momento que un camarero con sonrisa amable se acercó hasta ellos.
Georgia J. Hathaway- Invitado
Re: Dinner for two ▲ Pip
La reacción de Gigi le resultó de lo más gracioso. No iba a contradecirla. Su percepción de las cosas era tan grande como la Pip, y eso lo asustaba. Así que únicamente se limitó a cruzarse de brazos y asentir con la cabeza cual niño cinco años - Tienes razón, tienes toda la razón- y ahora fue su turno de sacarle la lengua divertidamente. - Sobre todo en la parte de la vacaciones. Aunque solo llevo unos meses en Holywell, extraño vivir de aeropuerto en aeropuerto conociendo nuevas personas y lugares. - agregó con mucha ilusión en la mirada y su expresión. Se colgó por un instante en sus pensamientos. Se imaginó nuevamente en Alemania, recordó a la bella chica que conoció durante una fracción de segundos en Inglaterra. Era algo que solía hacer a menudo sin darse cuenta y, para cuando volvió a la realidad, la morena se encontraba estirada sobre la mesa pasando las hojas del menú a la velocidad de la luz, marcando finalmente una mancha negra que llevaba al bistec. - ¡Bueno, entonces, la primera ronda a mi cuenta! - paseó la mirada de una punta del salón a la otra buscando al mesero. Le hizo señas nuevamente para que se apresurara, aunque ya estaba tan solo a unas mesas de distancia.
Cerró el menú y lo colocó a un costado. Geo adoptó una expresión preocupante en su rostro para luego expresarle su opinión a Phillip. - Mira, yo estoy tan asombrado como tú. Volví más que nada por el bien de mis padres y mi hermana, creyendo que tendría la mitad de trabajo que en cualquier otra ciudad superpoblada y dispondría de un montón de tiempo para ellos. Sin embargo todo fue una gran suposición. Las personas más descuidadas en cuanto a su higiene bucal están aquí. Te... - No pudo continuar con lo que estaba por decir, porque en ese momento apareció el camarero, así de la nada, cual fantasma en casa embrujada. Pip le entregó el menú que había dejado a un costado hace un momento. Intercambió una mirada divertida con Gigi y procedió a ordenar. - Presta atención chiquitín: Dos cervezas bien frías. Para la dulce doncella en apuros el mejor bistec de la casa. Y para mí, su sangriento caballero un banana split agrandado y con mucha salsa de chocolate y chispas. - hizo una pequeña pausa - Como yo digo. No hay nada más bonito en este mundo que viajar y claro, degustar primero el postre. - una sonrisa burlona apareció en su cara. Todas y cada una de las personas a las que le había contado su costumbre lo miraron extrañados, como si se tratase de un psicópata. Sólo bastaba ver la cara del muchacho en esos momentos. Era natural que todos dudasen de su estado mental y más que nada de su edad.
Cerró el menú y lo colocó a un costado. Geo adoptó una expresión preocupante en su rostro para luego expresarle su opinión a Phillip. - Mira, yo estoy tan asombrado como tú. Volví más que nada por el bien de mis padres y mi hermana, creyendo que tendría la mitad de trabajo que en cualquier otra ciudad superpoblada y dispondría de un montón de tiempo para ellos. Sin embargo todo fue una gran suposición. Las personas más descuidadas en cuanto a su higiene bucal están aquí. Te... - No pudo continuar con lo que estaba por decir, porque en ese momento apareció el camarero, así de la nada, cual fantasma en casa embrujada. Pip le entregó el menú que había dejado a un costado hace un momento. Intercambió una mirada divertida con Gigi y procedió a ordenar. - Presta atención chiquitín: Dos cervezas bien frías. Para la dulce doncella en apuros el mejor bistec de la casa. Y para mí, su sangriento caballero un banana split agrandado y con mucha salsa de chocolate y chispas. - hizo una pequeña pausa - Como yo digo. No hay nada más bonito en este mundo que viajar y claro, degustar primero el postre. - una sonrisa burlona apareció en su cara. Todas y cada una de las personas a las que le había contado su costumbre lo miraron extrañados, como si se tratase de un psicópata. Sólo bastaba ver la cara del muchacho en esos momentos. Era natural que todos dudasen de su estado mental y más que nada de su edad.
Re: Dinner for two ▲ Pip
-Creo que los aeropuertos están dentro de mis lugares favoritos en el mundo-sentencio Georgia como si ahí, ambos estuvieran hablando de un tema fundamental para seguir con sus vidas, como si estuvieran debatiendo de política exterior. Cuando no eran más que unos chiquillos que estaban jugando a ser adultos, ella con su responsabilidad en el periódico cuando no quería nada más que quedarse tirada en la cama todo el día y el con su bata haciendo bromas y queriendo beber hasta perder la conciencia. Sí, no eran más que dos chiquillos, pero Georgia rezaba para que nadie se diera cuenta de aquello, para que siguieran creyendo que ambos no eran más que unos profesionales comprometidos con su trabajo-y aunque lo eran, no tenían demasiado la pinta-no cuando se comportaban como idiotas mientras intentaban cenar-He conocido a gente muy interesante en los aeropuertos, aunque tampoco he viajado tanto como para saber si en todos los aeropuertos hay gente interesante…-y seguía con los aeropuertos, con la mirada perdida al frente, pensando en cuántos de estos lugares había estado en su vida. Contado con los dedos de una mano seguramente, pero ella ya se creía toda una experta-Aunque estoy segura que…-su frase seguramente inspiracional y emotiva sobre la capacidad de los aeropuertos para ser un lugar de encuentro y de reunión de personas, se vio interrumpida por la llegada del camarero, quien también interrumpía a Phillip que estaba hablando de su trabajo a lo cual Georgia no había prestado nada de atención porque estaba demasiado preocupada divagando en sus pensamientos.
Por eso se sobresaltó por la interrupción, y por eso mismo se le escapo una sonrisa estúpida cuando Pip dijo la palabra “chiquitín” – Si, es del tipo que primero se come lo mejor, en cambio yo, siempre me guardo lo mejor para el final…¿No crees que no hay mejor sensación que finalmente comer eso que has estado guardándote hasta el último minuto, deleitándote con cada segundo de aquello?-Geo observo fijamente al camarero mientras ladeaba la cabeza, como realmente esperando que este le contestara, aunque el muchacho no hacía nada más que observarlos como si ambos estuvieran enfermos de la cabeza. A Geo no le sorprendió el hecho de que Phillip ordenará primero el postre, ya había cenado con el antes-Todo lo que él ha dicho, aunque cambia el bistec por una porción gigante de papas fritas y una hamburguesa vegetariana-no tenía animo de bistec, la carne últimamente estaba quedando fuera de su dieta, a no ser que fuera un delicioso hot dog, el chico finalmente se fue por sus pedidos.-¿Y bien doctor Frankestein? No te preguntare por el trabajo, porque creo que es algo obvio que tienes demasiado-pego la mirada en la bata-¿Cómo está la vida?-era una pregunta tan vaga, que podía tener tantas respuestas pero a Geo no le importo.
Por eso se sobresaltó por la interrupción, y por eso mismo se le escapo una sonrisa estúpida cuando Pip dijo la palabra “chiquitín” – Si, es del tipo que primero se come lo mejor, en cambio yo, siempre me guardo lo mejor para el final…¿No crees que no hay mejor sensación que finalmente comer eso que has estado guardándote hasta el último minuto, deleitándote con cada segundo de aquello?-Geo observo fijamente al camarero mientras ladeaba la cabeza, como realmente esperando que este le contestara, aunque el muchacho no hacía nada más que observarlos como si ambos estuvieran enfermos de la cabeza. A Geo no le sorprendió el hecho de que Phillip ordenará primero el postre, ya había cenado con el antes-Todo lo que él ha dicho, aunque cambia el bistec por una porción gigante de papas fritas y una hamburguesa vegetariana-no tenía animo de bistec, la carne últimamente estaba quedando fuera de su dieta, a no ser que fuera un delicioso hot dog, el chico finalmente se fue por sus pedidos.-¿Y bien doctor Frankestein? No te preguntare por el trabajo, porque creo que es algo obvio que tienes demasiado-pego la mirada en la bata-¿Cómo está la vida?-era una pregunta tan vaga, que podía tener tantas respuestas pero a Geo no le importo.
Georgia J. Hathaway- Invitado
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