i'll be your soldier | 02/02

Desde que Isabella dejó su vida en América y regresó a Londres todo estaba mucho más tranquilo para la joven actriz, los fans eran mucho más respetuosos y prudentes a la hora de acercarse a ella y los papparazzis aunque no habían desaparecido también eran más amables que los de Estados unidos y para la rubia aquello había sido una bendición, ya que pudo retomar sin problema alguno sus viejas costumbres, como, ir de compras, salir a beber algo con una amiga o simplemente salir a caminar sin rumbo fijo. Aunque, algo que no había cambiado era la cantidad de trabajo, por lo que el tiempo para hacer todo lo que le gustaba era reducido y esporádico. Ese viernes había llegado muy temprano al estudio de grabación y se encontró con la sorpresa de que habían suspendido el día de trabajo porque el director se había enfermado y no parecía correcto grabar el capítulo sin el. La rubia no quería devolverse a su casa a hacer nada, porque ni su sobrina ni su hermana estarían a esas horas en casa, así que desde su camerino sacó su celular y envió un mensaje a una de sus amigas, Elizabeth, rogando que con un poco de suerte la morena tuviese horas libres en el hospital y la acompañase a tomar un café. Sin embargo mientras la rubia esperaba respuesta uno de los productores entró corriendo a su camerino y le pidió que estuviese en el programa de la mañana como invitada especial ya que una de sus conductoras había faltado y Bella le pareció mejor que nada, dejó su teléfono en el camerino y fue a cumplir con el compromiso sorpresa.

Terminó de grabar a las tres de la tarde y volvió a su camerino a revisar su celular esperando que tuviese una respuesta de su amiga y para su suerte la chica estaría libre después de las cuatro de la tarde, respondió el mensaje con un icono sonriente y un "A las 4:30 en el Starbucks de Trafalgar Square". Por suerte el camerino contaba con un baño espacioso, una ducha y un armario lleno de ropa, por lo que Isabella no tuvo que ir hasta su casa para refrescarse y cambiarse de ropa, así que a las cuatro en punto ya estaba saliendo del canal rumbo a la cita con su vieja amiga. No tardó mucho en estacionar su auto en el estacionamiento de la franquicia, ya que por alguna razón no había tráfico en la ciudad a pesar de la hora. Cuando la rubia entró a la cafetería su amiga no había llegado todavía y ella lo agradeció, ya que pensaba que llegaba tarde y no le importaba esperar, buscó una mesa cerca del ventanal y esperó a que Elizabeth llegase para ordenar.